Me resisto a acostumbrarme.
El otro día nos dejó un amigo mío, víctima de esa puta enfermedad llamada cáncer, no hace mucho más otro, y así van pasando los años donde siempre alguien nos deja, y mi cuerpo se resiste a acostumbrarse a estas cosas, me resisto a acostumbrarme a que cada año la lista de amigos y conocidos se vaya disminuyendo, aunque en verdad es cuando nos vamos dando cuenta de que envejecemos, que la vida se nos está pasando de forma rápida, a medida que nos suben los años cumplidos, la lista de amigos y conocidos que me faltan va también aumentando, como si de vidas paralelas se tratara. Cuando se te va un amigo, es cuando empiezas a recordar, al menos durante un tiempo, esos ratos pasados, rebuscas en tus fotografías tiempos vividos con él, siempre te acuerdas de los buenos momentos, los malos tu mente los olvida, y a veces me pregunto quien será el siguiente, porque el seguir viviendo es una lotería, una lotería cuyos boletos nadie quiere comprar, pero el destino, nuestro destino se encarga de ...