Ares, mi pueblo.

Por circunstancias de la vida mi abuelo materno, estaba destinado en Ferrol, era militar, y mi padre trabajaba en la antigua Bazán, para poder desplazarse en aquellos años a Ferrol, iban como muchos otros en bicicleta hasta Mugardos, allí dejaban las bicis y luego cogían la lancha hasta Ferrol, esta forma de desplazamiento, que en aquellos años era lo habitual, sobre todo en la gente Aresana que trabajaba en Ferrol tenía sus inconvenientes, sobre todo en invierno, primero, tenían que madrugar más, la lancha tenía que hacer varios viajes e incluso había más de una lancha, claro, es que no solamente se desplazaba la gente de Ares, si no también la de Mugardos y alrededores, como era el caso de mi abuelo paterno, que también trabajaba en la Bazán, en invierno se agarraban mojaduras de campeonato, y si aún encima le ponemos el inconveniente de cómo estarían las carreteras en aquellos años, ni me lo quiero imaginar lo que aquella gente pasaba, solo para desplazarse a su puesto de trabajo, eso para los que tenían bicicleta, que en aquellos años era un artículo que desgraciadamente muchos no se lo podían permitir, pero es que también había gente, que iba hasta Mugardos a pie, cuatro kilómetros, que repito en invierno tenía que ser la leche.
Estos motivos, principalmente, llevó a que mi familia, nos fuéramos a vivir a Ferrol, dejando nuestro pueblo natal, yo tenía cuatro años por aquella época, con lo cual supongo que no me costaría mucho adaptarme a la ciudad, y me imagino que más les costaría adaptarse a mis padres y abuelos, no quedaba más remedio....
Pero lo que nunca perdimos evidentemente era el contacto con nuestro querido Ares, veníamos todos los veranos, con lo cual, yo tenía dos grupos de amigos, los de Ferrol, y los de Ares.
Recuerdo con mucha añoranza aquel pueblo pequeño, marinero, con muchos barcos de pesca, las calles sin asfaltar, teníamos que ir a buscar el agua a la fuente, evidentemente no había traída de agua, ni alcantarillado, la luz en muchas ocasiones se iba y no sabías cuando iba a volver, o disminuía mucho la intensidad de las bombillas, y entonces teníamos que encender aquellas lámparas de carburo, y que aún la conservo, me acuerdo, de aquellos juegos, el escondite, arriba facu, las carreras que hacíamos en la playa, con nuestros barcos hechos de latas de aceite, en las fiestas cuando tiraban los fuegos nos disputábamos para ver quien cogía más varillas, aunque yo en este caso jugaba con un poco de ventaja, pues las que caían al mar, yo con el cayuco de mi abuelo era de los que más cogían, o cuando íbamos a robar fruta a las fincas para comer, no es que lo necesitáramos, era más el hecho en sí de hacerlo, de burlar la vigilancia de sus dueños, uff, recuerdo algunas palizas recibidas por mis abuelos o padres cuando me pillaban, o cuando íbamos a coger moras en las silveras, o cuando iba con mi abuelo a pescar en el barco que teníamos, de verdad, eran veranos que recuerdo con mucho cariño, como se dice ahora te cargaba las pilas para cuando se terminaba el verano o las vacaciones, y teníamos que volver a nuestra rutinaria vida de siempre en Ferrol.
Pero ahora que llegado a una edad, y que también grandes recuerdos me trae, era cuando veías el pueblo, desde el campanario de la iglesia, o desde cualquier monte cercano, aquel pueblo con sus casas típicas marineras, otras antiguas, pero lo que más llamaba la atención era su línea, casas que tenían entre una planta y dos y que desde muchos sitios se podía ver el mar, era una vista y unos recuerdos que me quedaron grabados en la retina y en mi mente.
Y ahora a día de hoy, como se ve, la verdad, es que no nos podemos negar al progreso, a la propia evolución humana, pero a que coste, hoy todas esas casas, el propio diseño en si del pueblo, sería una atracción turística incuestionable, en muchas ocasiones veo como la gente se adentra en la zona antigua de Ares, buscando el ver, el sacar fotos de aquellas antiguas casas marineras, a veces cuando me siento delante de mi puerta y pasa gente, te pregunta si puede hacer alguna foto a la casa, también un poco de su historia, y es cuando de verdad te das cuenta, lo que podía ser aquel pueblo, a día de hoy, con sus casas restauradas, sí, se que puede resultar una utopía, pero dejarme soñar con aquel pueblo pequeño y tranquilo, donde tenías una paz, a día de hoy impensable.
Hoy miras desde ese mismo campanario o desde ese monte cercano y ves casas, o mejor dicho edificios, hormigón a fin de cuentas, de una planta, de dos, de tres, de cuatro y hasta de cinco, donde se rompe la armonía, donde se puede observar el mal desarrollo urbanístico que se viene realizando en los últimos años en la zona vieja de Ares, o lo que hoy se denomina en los sitios que si se puede denominar, Casco Histórico, hay muchas zonas que no dispone de calles como tales, si no que por sus propias medidas son callejones, tiran o tiraron aquellas casas de antaño y las sustituyen por hormigón, y un pueblo que va demolando su historia va perdiendo su propia identidad, con alturas de dos pisos más ático, pero donde la planta baja, no es tal planta baja, más bien parece un primer piso o un entresuelo, con la consecuente mayor altura de los edificios, todo esto construido en callejones de tres metros y hasta cuatro en algunos sitios, donde ahora, ya no ves el mar, ni siquiera la costa de enfrente, donde prácticamente tienes que tener la luz encendida todo el día, donde los niños ya no pueden jugar tranquilos por la cantidad de coches que pasan.
Y es que hay que ser realistas, en algún momento habrá que frenar esto, el diseño del pueblo es el mismo que el de hace 200 años o más, son los mismos callejones, el mismo espacio que hace 200 años, no hay servicios ni espacio para este tipo de edificaciones en las zonas más antiguas, esto se ha planteado mal ya desde un principio, había que haber rebajado la altura de esas edificaciones, pero seguimos en las mismas, da igual, los constructores a ganar dinero, el Concello a recaudar impuestos, y el pueblo, y con perdón, se está yendo a la mierda.
Sí, también hay que reconocer que todo esto da trabajo a la gente del pueblo y de fuera del pueblo, pero también seguiría dando trabajo si las cosas se hicieran mejor, no hace falta hacer las cosas mal para dar trabajo, si solo se piensa en ganar y en dinero, pues claro las cosas cambian.
Ahora, nos salieron con el plan Casas Patrimonio, un plan donde las casas que están dentro de este plan, metidas por narices, no a elección de sus propietarios, ya no te dejan tocar la casa por fuera, ni hacer modificaciones que hagan variar la estructura externa de esas casas, un plan, que siendo sincero, a mi me gusta, pero creo que ha llegado demasiado tarde, aunque si estamos aún a tiempo de frenar muchas aberraciones que se siguen haciendo en nuestro pueblo.
Como ya dije antes, todo esto puede ser una utopía, un imposible en los tiempos en los que nos movemos, alguno puede ver mi opinión como un freno al crecimiento del pueblo a la modernización, pero al menos dejarme soñar con aquella imagen de pueblo que recuerdo desde mi niñez, ese pueblo llamado Ares, esta casa, rodeada de edificios, desde donde estoy escribiendo estas palabras, y que es donde yo nací y donde también me gustaría, llegado el momento y si puedo, morir.

Comentarios

  1. Hola Juan,
    Aquí tu habitual "comentadora" de tu blog.
    En este caso me has tocado la fibra o vena sensible, yo no tengo pueblo con raíces familiares, pero en cambio, si tengo un sitio de veraneo que se podría considerar como mi pueblo, Llanes, una villa asturiana que va perdiendo todo su encanto gracias al desarrollo urbanístico y a la evolución, por llamarlo de alguna manera,
    Yo tambien tengo mis historias de todos los veraneos de mi vida, tambien cogía moras como tu,"robaba" manzanas, asaba chorizos y andaba todo el día en bici entre maizales y subiendo cuestas, sin horarios y sin peligros.
    Mis hijos tambien han distrutado de estos veraneos, obviamente, no de la misma forma que yo, los tiempos cambian y los riesgos aumentan, es lo que llamo una evolución en la que, por desgracia, se pierde todo el sabor natural que tienen los lugares. Afortunadamente, ellos pudieron disfrutar de los merenderos y de playas casi salvajes, resumiendo, de la naturaleza.
    Actualmente, han desaparecido casi todos los merenderos y de las playas que contarte, prima la construcción, hasta fincas que hasta ahora eran de cultivo ahora son edificables, debe salir muy rentable el asunto de la reaclificación de terrenos, los listos ya sabrán de que hablo.
    Llanes villa de gran tradición marinera, ahora resulta que ya no lo es y por eso están construyendo un puerto deportivo, no sé quien amarrará en él, ni que ínfulas tienen los llaniscos, pero yo cada vez que voy, se me quitan las ganas de volver. Porque tengo familia allí y mi padre está enterrado en el Mar Cantábrico, su mar adorado, que si no...
    En fin, creo que muchos tenemos añoranzas de nuestra infancia, de lo que hemos vivido y sobre todo la sensación de "involucionar" en vez de "evolucionar", asi son los tiempos que corren y asi lo tenemos que asimilar.
    Un saludo y además un abrazo por hacerme recordar una época muy feliz de mi vida.

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  2. Pues si Chusa, así son las cosas, pueblos que hoy serían joyas de arte, las hemos deshumanizado, hemos cambiado lo histórico por el hormigón, si, evolucionar, pero a que precio, e insisto, la gente, nosotros cuando vamos a un pueblo, una ciudad, a donde vamos?, evidentemente a ver el casco antiguo, simple y llanamente, historia, historia de ese pueblo que se refleja en el respeto que a ese pueblo se le ha hecho, utopía, sueño, lo que se quiera, pero que bonito es a veces regresar al pasado a través de una casa o de un simple muelle lleno de historia.

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  3. pues claro que si Juan,
    pero tambien es un hecho, que si los pueblos se convierten en pequeñas ciudades, se te quita gran parte del aliciente que tiene el ir a visitarlos. Afortunadamente, España es grande y rica en historia y todavía quedan muchos lugares con encanto que visitar, aquellos que no saben valorar lo que tienen, llevan las de perder, por contra, existen muchas personas que no valoran ni el arte, ni lo que te ofrece la naturaleza, ni el sabor a historia ni ... ...

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    1. La casa verde y blanca de la quinta foto es de mi familia ahora estamos arreglandola

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  4. Pues tienes razón Chusa,la pena que en nuestro país como bien dices tú, hay lugares encantadores, mágicos, pero también es cierto que muchos pueblos de esos se están viniendo abajo, porque no se demuestra ningún interés por parte de quien corresponde en mantenerlos vivos, vivos para que el resto de la gente pudiéramos disfrutarlos, en fin es lo que tenemos o lo que nos merecemos.

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