Injusticias sin disculpas.
En aquel año, trabajaba
como vigilante de seguridad en las oficinas de la empresa que estaba
construyendo la planta de gas en Mugardos, dichas oficinas estaban ubicadas en
el Penedo.
Me había tocado el turno
de mañana, que era desde las 06:00 hasta las 14:00 horas, a media mañana veo a
la Guardia Civil en las puertas de las oficinas, donde me dicen si hubo algún
problema, (creían que les había llamado yo), les dije que, que yo supiera no
había pasado nada, en esto se asoma al balcón el ingeniero jefe de la obra, un
tal Harold, y con su mal español, nos dice que los había llamado el, yo les
abro la puerta, y los acompaño, cuando el ingeniero jefe, me prohíbe ir con
ellos, siendo yo el responsable de seguridad del recinto y perplejo me quedo en
la puerta.
No supe nada de lo que
pasaba, hasta que salía la Guardia Civil, y les pregunto que era lo que había
pasado, y me dicen que ha habido un robo de dinero en las oficinas, que esté
tranquilo, que no creían que hubiera sido cosa de los vigilantes de seguridad,
éramos cuatro, repartidos en tres turnos.
Me explicaron lo que había
pasado, resulta que dentro de un armario de oficina había una caja fuerte, esta
caja tenía una combinación, más una cerradura, que a su vez estaba dentro de
ese armario que se cerraba con llave, y el dinero había faltado sin haber
forzado absolutamente nada, y que por eso no desconfiaban de nosotros, que
debería de haber sido alguien que disponía de llave o que hubiera hecho copias
de las mismas.
A esto, me llaman por teléfono
de la empresa, poniéndome a parir el encargado, que estaba sustituyendo al
responsable de seguridad de la empresa, por estar este de vacaciones, y que
porque no había avisado a la empresa de que hubiera llamado a la Guardia Civil,
cosa que yo ni lo hice, ni lo sabía, hasta que se presentaron allí, tuvimos una
conversación bastante desagradable, pero bueno eso no es lo que quiero contar.
La empresa nos llamó a los
vigilantes, donde dimos nuestra versión, ninguno sabíamos de esa caja fuerte
que estaba en las oficinas, no era un sitio donde solíamos estar. Y ahí quedó
todo.
Y que es lo que pasó?,
pues a la siguiente semana, me tocaba turno de noche, cuando entré de servicio,
vi en el cajón de la mesa un cuadrante nuevo, y no estaba ni yo, ni dos
compañeros, el cuarto acababa de entrar. Llamé al jefe de grupo, preguntando
que había pasado, y me dice que nos habían echado de ese puesto, el ingeniero
jefe no nos quería allí, o sea que desconfiaba de nosotros, y así de una día
para otro, se nos echa de nuestro trabajo. A parte me dijo que no me
preocupara, que me buscarían otro puesto para trabajar, pero que de momento no
había ninguno, y que me tenía que ir para casa, y que ya me avisarían si salía
algo, como así fue al cabo de mes y pico, que me mandaron a Somozas.
El quid de la cuestión es
que quedamos como ladrones, ante ese ingeniero jefe, y me imagino que de otra
gente. Yo tenía la tranquilidad que me había transmitido la Guardia Civil, por
los motivos que expuse antes.
Ahora el disgusto, la
impotencia y el cabreo que me produjo el comportamiento de ese ingeniero, y la
forma con la cual me miró ese día, me marcó un poco, y eso que tenía algo de
confianza con él, nos unía una afición común, el ciclismo, pues los fines de
semana se acercaba a la casa donde estaban las oficinas, para coger la bici,
que la tenía allí guardada y salir a rodar, y eso pues nos había unido algo.
A pesar de todo, eso no
impidió, que desconfiara de mí y de mis compañeros, a pesar de las pesquisas de
la Guardia Civil, y no dudó en echarnos, ni tan siquiera escucharme, pues quise
hablar con él y ni me lo permitió.
Al cabo de un tiempo, me
enteré quienes habían sido, y sabéis quienes fueran?, pues dos empleados de la
empresa y compañeros de Harald, el ingeniero jefe, y creo que de la misma nacionalidad que él. La verdad que era una pareja
extraña, pero esos fueron los que
habían robado el dinero, por supuesto, según me dijeron, los echaron de la
empresa, pero a mí, a nosotros, nadie nos pidió disculpas.
Creo que nos merecíamos esas
disculpas, sobre todo del ingeniero jefe, el cual nunca lo volví a ver, ni
falta que me hizo, porque si no, alguna palabra le hubiera dicho, por mucho que
fuera el responsable de la construcción de la planta de gas de Mugardos.
Y eso que dicen que los nórdicos, son más educados y
respetuosos que nosotros, los del sur de Europa, en fin……

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