Una reflexión sobre mis aficiones.

Hoy un grupo de moteros con el correspondiente hermanamiento realizado hoy entre nosotros, hemos hecho la clásica ruta que hacemos todos los años a Samos, y luego a hacer la foto de rigor en el alto de San Roque, en Pedrafita do Cebreiro.

Un día estupendo, una ruta cojonuda, una comida excelente, y lo mejor de todo, la buena compañía, el buen ambiente y el buen rollo que se respiraba en el ambiente, son de esos días, que a los que nos gustan las motos no los olvidamos, casi 50 motos que hicimos la ruta, es una sensación verte rodeado de tanta moto en la carretera, que es indescriptible, motos de todos los tipos y colores por la carretera como una serpiente multicolor, usando el argot ciclista, perfectamente válida esa definición, para estas ocasiones.

Por cada pueblo que pasábamos, la gente se quedaba mirando a nuestro paso, donde parábamos a tomar un pequeño refrigerio, antes de llegar a nuestro destino, y donde aparcábamos las motos, era una llamada de atención entre la gente, niños haciéndose fotos entre las motos, y también los no tan niños, incluso entre nosotros mismos, haciendo fotos de esa o aquella moto que te gusta, quizás un poco más que la tuya, y que seguramente sueñas con tenerla algún día, o simplemente por curiosidad o para decir con orgullo, yo también estuve en esa salida.

Los que no fueron a la ruta, bien por asuntos familiares, por trabajo, o por lo que sea, esperan siempre ansiadamente, de la crónica de rigor, con sus fotografías, y ves que disfrutan como si ellos hubieran ido en esa ruta.

Evidentemente, esto se hace extensible a cualquier ruta motera que se programa, y que te vienes para casa, pensando ya en cuando será la siguiente, yo al menos repetiré siempre que pueda.

Lo que sí, y siendo sincero, al menos por mi parte, y cuando tienes una moto, que te responde, que coge cierta velocidad, a veces prohibitiva, y que con esa adrenalina que lleva el ser humano dentro, y por supuesto yo también, se te va un poco la mano, soltando gas a la moto, aunque sin llegar a hacer el loco o la cabra como ves en muchas ocasiones por la carretera a cierto moteros, pero la verdad, se te va un poco la mano, y hoy viniendo ya de vuelta para casa, creo que se me soltó, corriendo el riesgo, de que te aparezca el recibo de caja en casa, o en el peor de los casos, ante cualquier error o descuido, y sobre todo con el viento que hacía hoy a la vuelta, te vayas al suelo y que me ocurriera algo irremediable, y aún encima, para más inri, hay que añadirle que soy un puñetero novato en esto de las motos, pero ya una vez en casa, tranquilo, pensando ya fríamente en el día de hoy, es cuando realmente me doy cuenta de la gravedad con la que actúo, y me pongo a pensar en las consecuencias graves que me podían traer, y sí, de verdad me arrepiento, pero seguramente en cualquier otra salida que haga, volveré a caer en el mismo error, y es que la verdad, tengo que hacer un esfuerzo, pensar en mi familia, en mis amigos, y decirme, no puedo cometer ese error, la vida es muy bonita, y hay que disfrutarla, y seguro que la disfruto más, a velocidades más bajas.

Cuando estábamos en el Alto de San Roque, para hacernos la fotografía, le comentaba a unos compañeros de ruta, la última vez que había estado en bicicleta por esos lares, y les comentaba que una ocasión había bajado el Puerto de Poio a 105 kilómetros por hora encima de la bicicleta, y es que la verdad, aún encima jactándome de ello, que irresponsabilidad la mía, solo espero que algún día no me tengan que poner flores en algún lugar de la carretera, al menos que no sea por mi culpa, y entono el mea culpa, esperando que algún día no me tenga que arrepentir de mis irresponsables actos, ya sea con la bici, con la moto o con el mismo coche.

Comentarios