3.500
kms en nuestro coche y 348 millas marinas en Ferry, es lo que hemos recorrido
en nuestra Luna de Miel.
Salimos
el 4 de octubre, dirección Valencia para coger el Ferry el día 5. Hicimos
escala en Segovia, donde pernoctamos y pasamos la tarde paseando por sus calles,
pudiendo disfrutar del impresionante Acueducto, con su correspondiente
reportaje fotográfico, y por supuesto, degustando el famoso cochinillo segoviano.
A
la mañana siguiente, salimos muy temprano para Valencia, estuvimos con unos
sobrinos que por motivos de estudios viven allí y comimos juntos en un típico local
valenciano. La tarde la dedicamos a pasear por las zonas cercanas al muelle. A
las 22:30 horas salía nuestro Ferry hacia Palma de Mallorca. Tuvimos que estar
hora y media antes, porque teníamos que meter el coche en la bodega del barco.
A
las seis de la mañana estábamos entrando en el muelle de Palma. Una vez bajado
el coche del barco, nos dirigimos hacia San Jordi, un barrio de Palma, donde
viven mi nuera y mi hijo, aunque antes quedamos a desayunar en otro barrio de
Palma, San Ferriol. Una vez desayunados, fuimos para casa, el calor empezaba a
apretar y una vez asentados en nuestra habitación nos fuimos a su piscina, baño
y toma de sol que se agradeció.
A
la tarde noche llegó mi hijo de trabajar, vinieron también mis consuegros, y
cena familiar y con amigos en un bar de los alrededores.
Los
diez días que estuvimos en Palma, fueron bastante intensos y por supuesto
emotivos y rodeados de familia. Comidas familiares, salidas diarias a conocer
lugares de Mallorca, salíamos por la mañana y volvíamos a la tarde-noche.
Lugares
como Alcudia, Andratx, Puerto de Andratx, las Cuevas del Drach, el Molinar,
Rafal Now, Faro Formentor, Fornalutx, Lago Gorg Blau, Palma de Mallorca, Porto
Cristo, Sóller, Puerto Sóller, Santuario de Lluc, Campos, donde vimos jugar al
futbol al nieto, y por supuesto comida en un famoso restaurante “El Cruce”,
para probar los caracoles, (en mi vida vi tanta cola para comer en un
restaurante), por cierto, los caracoles estaban de cine….a Conchi le dan asco,
jjjjj….Por supuesto, ni los miró.
El
día 15 y víspera de partir hacia Barcelona, celebramos con amigos y familia la
despedida, incluyendo una queimada con lectura del “Conxuro”. En realidad la
despedida iba a ser una señora fiesta, y animada por un discjockey, pero
lamentablemente mi hijo tuvo un accidente laboral en los días que estuvimos
allí, que le hicieron estar hospitalizado tres días, pero bueno, algo pudimos
hacer, y ya se encuentra mejor.
A
la mañana siguiente, y antes de dirigirnos a Palma de Mallorca para coger el
Ferry hacia Barcelona, desayunamos en San Ferriol con la familia, y al
finalizar, besos, abrazos y despedida, partimos en busca de ese Ferry.
A
las 11:30 horas embarcamos en el Ferry. Una vez metido el coche en la bodega,
Barcelona nos esperaba, y en ella, nuestros amigos Emi y Eva, (que por cierto,
Eva es la presidenta del club de fans de Enrique).
A
las 19:00 horas estábamos entrando en Barcelona, nos montamos en el coche y
cogimos rumbo a Cardedeu, localidad barcelonesa en la comarca del Vallés
Oriental, allí nos esperaban nuestros amigos. Besos, abrazos, cena e intercambio
de anécdotas.
Al
día siguiente día 17, salimos para ver un pueblo medieval, Hostalric, en la
provincia de Gerona, y perteneciente a la comarca de la Selva. Esa noche en la
cena, despedida, brindis por nuestro enlace y a la cama, al día siguiente
nuestra aventura continuaba.
Por
la mañana temprano, día 18, partimos ya, rumbo a nuestra Galicia, pero antes haríamos
algunas paraditas en el camino.
Llegamos
al mediodía a un pueblecito navarro, Funes, Villa que se encuentra ubicada en
la merindad de Olite, en la Ribera Arga-Aragón. Allí comimos, visitamos y
pernoctamos, pero antes de volver a la carretera al día siguiente, pasamos la
tarde en Calahorra, municipio de la Comunidad Autónoma de La Rioja, en la Rioja
Baja. Pueblo que ostenta los títulos de Muy Noble, Muy Leal y Fiel Ciudad,
desde los siglos IV-V.
Al
día siguiente, día 19, partíamos rumbo León, pero antes haríamos una parada en
un pueblecito leonés, Gordoncillo, con tan solo 330 habitantes. Allí
compartimos cafés, recuerdos y charlas en la casa de mi amigo Carlos, (Morini)
y su mujer Conchi. Amigo y compañero de milicias y que hacía 45 años que no nos
veíamos en persona, y la verdad fue una visita muy agradable y muy emotiva, y
donde ya quedamos en vernos en un futuro, y si es en Ares mejor.
Nos
hicimos otra vez a la carretera, que por cierto, nos cayó la universal, agua y
viento en todo el trayecto, desde que salimos de Funes. A la tardecita, llegamos
a León, y una vez asentados en nuestro alojamiento, salimos a pasear por la
ciudad, aunque poco podíamos hacer, llovía y hacia bastante frio, pero eso no
nos desanimó, y nos acercamos, al menos, a ver la Catedral, fotos, tomar algo y
ya a retirarnos, al día siguiente La Toja nos esperaba.
Ya
temprano y día 20, partíamos para La Toja, llegamos a la tardecita, y ya
habiendo hecho antes una paradita para comer.
Hicimos
nuestra entrada en el Gran Hotel de La Toja, cinco estrellas de nada, y todo lujo,
siendo sinceros, tanto lujo me hace estar incomodo, pero eso es otra historia….
Allí
estuvimos hasta el día 22, aunque el sábado día 21, lo pasamos en Vigo. Fuimos
a visitar la Etea, una antigua escuela de la Armada, donde estuve unos años en
mi formación militar. Sentía morriña por verla, ya desde hacía años, aunque la
gran cantidad de agua que caía, no me dejó disfrutar lo que me gustaría en esa
visita, por cierto, bastante abandonada y un nulo mantenimiento. (Quien la vio
y quien la ve…).
Comimos
en un bar cercano, para luego hacer una visita al Monte de la Guía y al Monte
del Castro, este último con una impresionante fortaleza, que data del siglo XVI.
Al
volver a la Toja, dimos un paseo por la isla, compramos algún recuerdo y ya
para el hotel a cenar. Al día siguiente nos esperaba nuestro querido pueblo
Ares.
Llegamos
al mediodía, y ya echando de menos los vinitos en nuestro pueblo, nos fuimos al
bar de Cris, Bocarte, donde allí nos encontramos con la familia y ya luego
comidita en el casino, que se echaba ya de menos, después de estar casi veinte
días fuera de nuestra zona de confort…yo, tenía antojos de los huevos al plato.
Y
aquí estamos, contentos con este viaje, que aunque fue en coche y barco, (lo
del barco, una bonita experiencia), nos dio la oportunidad de conocer sitios,
que de ir en avión, no hubiera sido posible….a decir verdad, yo no viajo en
avión, y Conchi no quiso dejarme solo….
Y
ahora a la espera del próximo viaje, o mejor dicho de los próximos viajes que
nos quedan pendientes, incluido la Feria de Abril en Sevilla, pero eso serán
otras historias.
Que
la Vida nos permita disfrutarla, con salud. Yo seguiré contándolo porque me
gusta.
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